Un fuerte llamado a la unidad acogiendo la diversidad fue el que hizo el Santo Padre ante miles de personas la Misa Por el Progreso de los Pueblos en la Araucanía. Y también a rechazar la violencia: “La violencia termina volviendo mentirosa la causa más justa”.
“La unidad es una diversidad reconciliada porque no tolera que en su nombre se legitimen las injusticias personales y comunitarias”.
La frase la dijo el Papa Francisco esta mañana, remarcando cada palabra, ante más de 200 mil personas que llegaron hasta el Aeródromo de Maquehue, en la región de la Araucanía en la Misa Por el Progreso de los Pueblos.
La Santa Misa fue un momento de oración que mezcló signos de la cultura mapuche y el rito católico, impregnando el ambiente con la identidad de esta región de Chile, marcada por hermosos paisajes y escenario de dolores e injusticias. “Esta celebración la ofrecemos por todos los que sufrieron y murieron, y por todos los que cada día llevan sobre sus espaldas el peso de tantas injusticias”, dijo el Santo Padre, tras lo cual pidió un minuto de silencio.
“Mari, Mari” (buenos días) y “Küme tünngün ta niemün” (La paz esté con ustedes) dijo Francisco, recibiendo un aplauso cerrado de todo el aeródromo, que escuchaba atento su mensaje que tuvo como eje el llamado a la unidad de los pueblos. “Es necesario estar atentos a posibles tentaciones que pueden aparecer y “contaminar de raíz” este don”, explicó el Pontífice.
“El primero de ellos –resaltó- es el error de confundir unidad con uniformidad”, a los que llamó “falsos sinónimos”.
“La unidad no nace ni nacerá de neutralizar o silenciar las diferencias”, dijo, agregando que la riqueza de una tierra nace precisamente de que cada parte se anime a compartir su sabiduría con los demás, dejando la lógica de creer que existen culturas superiores o inferiores. “Nos necesitamos desde nuestras diferencias”, sentenció.
En segundo lugar, el Santo Padre aclaró que para lograr la unidad, no se puede aceptar cualquier medio. En ese sentido, expresó con fuerza que una de las formas de violencia se encontraba en la elaboración de “bellos” acuerdos que nunca llegan a concretarse. “Bonitas palabras, planes acabados, sí –y necesarios -, pero al no volverse concretos terminan “borrando con el codo, lo escrito con la mano”. Esto también es violencia, porque frustra la esperanza”, dijo el Papa Francisco, recibiendo un aplauso cerrado.
Para finalizar, condenó fuertemente el uso de cualquier tipo de violencia para lograr un fin. “La violencia termina volviendo mentirosa la causa más justa”, dijo el Papa Francisco y agregó, “Señor: haznos artesanos de unidad”, explicando que el camino es la no violencia activa, como un “estilo de política para la paz”.
Durante su jornada en la Araucanía, el Santo Padre compartió un almuerzo con algunos representantes de la región, posteriormente en Santiago, se encontró con los jóvenes en el Santuario Nacional de Maipú y luego, con el mundo académico en la Pontificia Universidad Católica de Chile.