El domingo 7 de septiembre se celebró en todo Chile el Día Nacional del Migrante y Refugiado 2025, bajo el lema: “INCAMI 70 años de servicio, promoviendo un Chile más justo e inclusivo”. En la Diócesis de Santa María de los Ángeles, la Parroquia Sagrada Familia acogió a familias migrantes en una Eucaristía organizada por la Pastoral Social y la Pastoral Migrante.
La celebración fue presidida por el padre Pedro Mieres, quien recordó en su homilía que “la fe no tiene fronteras”, subrayando que la diversidad cultural es un signo de unidad ante Dios. El altar, adornado con ofrendas de las distintas comunidades, simbolizó la riqueza que aporta la integración de pueblos y culturas.
Durante la semana previa, se promovió la Colecta Nacional en favor del Instituto Católico Chileno de Migración (INCAMI), organismo pastoral que desde hace 70 años trabaja por la dignidad y los derechos de las personas en movilidad humana. En las 25 parroquias de la diócesis se incentivó la colaboración voluntaria en cada Eucaristía.
Pastoral Migrante en Los Ángeles: acogida integral
En la diócesis, la Pastoral Migrante funciona en calle San Martín 327, con atención los días martes de 9:00 a 13:00 y de 15:00 a 17:30 horas. Solo en lo que va de este año, más de 250 personas han recibido ayuda espiritual, social y legal, según sus requerimientos.
Ximena Valenzuela, abogada y parte del equipo, explica que uno de los principales servicios es la orientación en trámites migratorios, siendo la regularización de niños, niñas y adolescentes la gestión más frecuente. “También apoyamos en recursos administrativos, subsanaciones de trámites mal cursados y obtención de visas, tanto para laicos como religiosos. Todo este acompañamiento jurídico es gratuito”, puntualiza.
Además, la pastoral articula redes de apoyo con instituciones como la Municipalidad, la Corporación de Asistencia Judicial y la JUNJI, según las necesidades de cada familia.
Un apoyo humano y espiritual
Anita Rolack, directora de la Pastoral Social Cáritas y delegada episcopal, subraya que la misión no se limita a la asistencia material: “El equipo de la pastoral migrante no solo entrega pañales, leche, ropa o alimentos, sino que también ofrece contención espiritual: escuchamos, reconfortamos, y en ocasiones hasta cantamos cumpleaños, porque muchos están lejos de sus seres queridos y cargan con el peso de la sobrevivencia”.
Rolack enfatizó la importancia de la acogida: “Todos somos hijos de Dios. Si bien algunos migrantes han tenido conductas distanciadas de nuestras leyes, la mayoría ha debido salir de su país por necesidad y busca sobrevivir. Sin redes de apoyo, sin un techo seguro y a veces sin el pan diario, nuestra tarea como Iglesia es acompañar y recibir al que lo necesita”.
Fuente y Fotografías: Equipo Pastoral Migrante






