Con más de 11 mil personas transformadas por esta experiencia de fe, el Movimiento de Cursillos de Cristiandad conmemorará su aniversario con una gran Ultreya diocesana el próximo 25 de octubre en el Colegio Padre Hurtado, bajo el lema “60 años echando redes en tu nombre”.
Este 2025, el Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC) celebra seis décadas de presencia ininterrumpida en la Diócesis de Santa María de los Ángeles, marcando un hito en la evangelización laical con el lema “60 años echando redes en tu nombre”. Para conmemorar este aniversario, el movimiento invita a toda la comunidad cursillista a participar de una gran Ultreya diocesana, encuentro de testimonio y alegría, que se realizará el sábado 25 de octubre a las 11:00 horas en el Colegio Padre Hurtado.
Durante seis décadas, el MCC ha mantenido su misión de llevar el Evangelio a la vida cotidiana, ayudando a miles de personas a vivir un triple encuentro: consigo mismas, con Cristo y con los demás. Su objetivo ha sido formar discípulos misioneros que encarnen la fe en sus familias, trabajos y comunidades, construyendo redes de amistad cristiana que perduran en el tiempo.
Un movimiento que nació para evangelizar
El Movimiento de Cursillos de Cristiandad tuvo su origen en la Isla de Mallorca, España, en la década de 1940. Desde allí se extendió a más de 60 países, promoviendo una experiencia de conversión profunda a través de un “cursillo”, es decir, un curso corto de tres días donde se reflexiona sobre las verdades esenciales del cristianismo en un ambiente de fraternidad, oración y alegría.
Su característico saludo, “¡De Colores!”, simboliza la alegría de vivir la fe en Cristo, dejando atrás la oscuridad de una vida sin sentido y abrazando la esperanza de un encuentro personal con Dios.
Una historia sembrada en Los Ángeles
El MCC llegó a Chile en 1963 por la Diócesis de Temuco, y un año más tarde, un grupo de siete laicos angelinos —encabezados por el Padre Eduardo, de los Padres Capuchinos— viajó a Concepción para vivir la experiencia. Estos pioneros fueron Carlos Silva, Juan Betanzo, Pancho Rodríguez, Oscar Lagos, Leónidas Henríquez, Mario Trauff y Hernán Rodríguez, quienes al regresar a Los Ángeles comenzaron a preparar el terreno.
En febrero de 1965, bajo la guía espiritual del Padre Eduardo, se realizó el primer cursillo en Los Ángeles, marcando el inicio de una historia que impactaría la vida de miles de hombres y mujeres. De allí surgieron líderes que dieron continuidad al movimiento, entre ellos Pepe Uriz, Francisco Rodríguez y el Padre Jesús Nahuel, junto a otros laicos comprometidos como Julio Álvarez Sotomayor y Jean Paul Didier.
El primer cursillo femenino se desarrolló en septiembre de 1968, liderado por destacadas cursillistas como Ginnette de Pifeaut, Mirtha Arévalo e Inés de Arriagada, marcando un nuevo capítulo en la historia del movimiento en la diócesis.
Una figura clave en la consolidación del MCC fue Monseñor Orozimbo Fuenzalida, quien en 1970 decidió vivir personalmente la experiencia de cursillo. Su conocida frase, “Para saber lo que es Cursillo, solamente hay que vivirlo”, reflejó su comprensión profunda del proceso de conversión que propone el movimiento, alentando a los sacerdotes a conocerlo desde dentro.
60 años de frutos espirituales
En estas seis décadas, el MCC ha realizado cerca de 330 cursillos en la diócesis, alcanzando a más de 11.000 personas. Más allá de las cifras, su legado se manifiesta en vidas transformadas, familias fortalecidas y un renovado compromiso cristiano en los distintos ámbitos de la sociedad.
Hoy, frente a los desafíos del mundo moderno, el Movimiento de Cursillos de Cristiandad continúa fiel a su esencia: ser un instrumento para el encuentro con Cristo y la renovación de la vida cristiana, manteniendo viva la alegría del Evangelio y su llamado: ¡De Colores!
Fuente: Carolina Flores, Corresponsal MCC



